domingo, 25 de enero de 2015
Alzheimer
Práctica 6; Críticas sociales.
Les dije que se callaran, pero no había
manera. Estaban todo el día: que si el Prestige, que si la batalla de Waterloo,
que si la habitación es demasiado pequeña… Hay días que puede ser interesante,
pero normalmente me vuelven completamente loco. Cuando lo hablo con la gente
del grupo ellos solo escuchan, con la boca abierta, igual que los peces, parece
que no les interesa nada de lo que digo. Los días cada vez se hacen más largos
y repetitivos: me levanto, miro la ventana, salgo a comer, el recreo, el grupo
y vuelta a la habitación a dormir.
Últimamente tengo la sensación de que alguien
coge mi diario, en las últimas páginas que he leído no hay más que sandeces, y
tiene que ser un chico, porque la letra es muy parecida a la mía.
Práctica 6; Críticas sociales
Hoy ha venido a verme un joven que me ha
recordado a mí en mis años mozos, era casi como mirarme a un espejo. No sabía
exactamente lo que quería, pero era muy agradable, así que agradecí su compañía
dando un paseo por el jardín. Me habló de que tenía dos hijos, ¡y uno se
llamaba igual que yo!, que grata casualidad, ya casi nadie usa el nombre de
Aldegundo, está cayendo en desuso. Era médico, si yo hubiese tenido hijos me
hubiera gustado esa profesión, siempre habrá enfermos, por lo que siempre habrá
trabajo. Ya llegaba la hora de la comida, así que me tuve que despedir, no me
dijo su nombre, si le veo otra vez se lo preguntaré, se más de sus hijos que de
él.
Me senté a comer pero Al no venía, así que
comencé sin él. Es raro que no le haya visto en todo el día. La portera dice
que se fue hace ya mucho tiempo, pero no se debe de enterar de nada, ¡ayer
mismo comí con él!, estoy seguro de que vigila más esas plantas negras que
tiene siempre colgadas que la gente que pasa. Cuando le pregunté a la chica de
la ventana que dónde estaba Al puso cara de atontada y me dijo “está muy alto,
en las nubes”. ¡Como si Al pudiese volar!, al final va a ser cierto que aquí
están todos locos.
Aitor
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Me ha gustado y me ha dejado un poco frío a la vez, por la misma razón. El alzheimer es una distorsión de la memoria, y consigues retratarlo de modo muy eficaz al hacer un relato a trozos, inconexo, que nos lleva a la mente de una persona donde el tiempo tiene lagunas y no se da cuenta de ellos (que es, exactamente, lo que pasa). A cambio, el relato queda un poco en el aire, sin una conclusión ni una línea concreta, de modo que da un poco la sensación de que acaba donde termina como podría haber ocurrido en cualquier otro punto; como si, ligeramente, el relato no nos contase nada. Lo cual contradice la parte de que la estructura relata perfectamente la enfermedad, creando esa sensación ambivalente al menos para mi.
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